The paper describes the reconstructed history of landscapes and relief of the Central Mexican plateau in the final stage of Late Pleistocene and Holocene. The new stage of erosion has started in LGM with the formation of small lakes and further initiation of barrancos - gullies along the slopes of small and large volcanoes. This stage was not unidirectional, but had several alternating stages with the filling of depressions (small lakes, heads of barrancos, paleocuts) and their stabilization with the formation of heterochronous soils. The highest rates of gullies formation took place at the end of Pleistocene - beginning of Holocene, and at the present time when the badlands are forming. The stages of linear erosion (formation of barrancos) alternated with the increased sheet erosion (accumulation of colluviums in the depressions with further soil or tepetate formation). Soils were associated with the warm and wet enough climatic conditions about 13 350, 8 100, and 6 200 years ВР. Tepetates were formed under cool and wet environment. The role of small lakes was revealed. Small lakes at various levels being periodically broken through gave rise to the barrancos formation or dried out. The anthropogenic erosion had several stages: formation of the eroded sites (heads), barrancos formation inside the filled paleocuts, badlands formation. The scalped areas were formed in the sites of the contact of several exposed tepetates of various gullies. Such areas (badlands) may reach considerable size and are practically unsuitable for agricultural use.
Paleosuelos en el paisaje actual del noreste de la Cuenca de México 255 ResumenDada la importancia que revisten los suelos en los procesos que ocurren en la zona crítica (zona de interacción entre agua, suelo, aire, organismos), en este trabajo presentamos la distribución temporal y espacial de una secuencia de paleosuelos arcillosos con carbonatos secundarios (capas de caliches y carbonatos diseminados) en el sector nororiental de la Cuenca de México, particularmente en el valle de Teotihuacán.El propósito de este trabajo consiste en reconstruir la distribución temporal y espacial de la cubierta de suelos del pasado para entender su relación con la estructura actual de suelos y sedimentos en este sector semiárido de la cuenca de México.Con esta información, determinar la participación de estos materiales en la Zona Crítica (ZC).Para ello, se ha llevado a cabo un transecto de dirección norte-sur, que inicia en las elevaciones del Cerro Gordo, cruza el valle de Teotihuacán y termina en la Sierra Patlachique, describiendo perfiles de suelo en diferentes posiciones geomorfológicas.El marco cronológico se ha establecido con base en fechamientos de radiocarbono realizados en las capas de caliches.De acuerdo a la cronología, al tipo y grado de pedogénesis, y a los procesos de sedimentación, se han reconocido cuatro unidades.La primera unidad, denominada Paleosuelos del Pleistoceno, fase I (50000 -20000 años AP), está compuesta de paleosuelos arcillosos, los cuales son Luvisoles crómicos y estágnicos, dependiendo de su posición en el paisaje.Estos paleosuelos muestran tanto carbonatos secundarios diseminados y en fracturas, como capas de caliches.En la segunda unidad, Paleosuelos del Pleistoceno, fase II (20000 -10000 años AP), dominan los sedimentos sobre los suelos; únicamente en el fondo del Valle, se han encontrado Gleysoles cortados por canales aluviales.La unidad, Paleosuelos del Holoceno, fase I (10000 a 1000 años AP) se caracteriza por presentar suelos poligenéticos (Vertisoles), fuertemente modificados por los procesos antrópicos, durante las diversas fases de ocupación pre-hispánica.La última unidad, Suelos del Holoceno, fase II, abarca el último milenio, en donde se destacan procesos de erosión e inestabilidad del paisaje.La tendencia principal en la distribución espacial de los paleosuelos es la siguiente: las unidades antiguas (Luvisoles, capas de caliches y Vertisoles) están sepultadas profundamente en el fondo del valle.Sin embargo, en los taludes y elevaciones montañosas, pueden aparecer cerca o directamente sobre la superficie, siendo incorporados en el manto de suelos actual.Las interrelaciones entre los diferentes paleosuelos a lo largo del transecto estudiado, junto con las observaciones micromorfológicas, apoyan la hipótesis de una relación evolutiva entre los Luvisoles pleistocénicos y los Vertisoles del Holoceno.Consideramos que estas diferentes unidades repercuten en los procesos hidrológicos en el valle y que las capas de caliche formadas en los ambientes pleistocénicos pueden afectar la geoquímica del agua subterránea así como sus firmas isotópicas.
The paper describes the reconstructed history of landscapes and relief of the Central Mexican plateau in the final stage of Late Pleistocene and Holocene. The new stage of erosion has started in LGM with the formation of small lakes and further initiation of barrancos –gullies along the slopes of small and large volcanoes. This stage was not unidirectional, but had several alternating stages with the filling of depressions (small lakes, heads of barrancos, paleocuts) and their stabilization with the formation of heterochronous soils. The highest rates of gullies formation took place at the end of Pleistocene – beginning of Holocene, and at the present time when the badlands are forming. The stages of linear erosion (formation of barrancos) alternated with the increased sheet erosion (accumulation of colluviums in the depressions with further soil or tepetate formation). Soils were associated with the warm and wet enough climatic conditions about 13 350, 8 100, and 6 200 years ВР. Tepetates were formed under cool and wet environment. The role of small lakes was revealed. Small lakes at various levels being periodically broken through gave rise to the barrancos formation or dried out. The anthropogenic erosion had several stages: formation of the eroded sites (heads), barrancos formation inside the filled paleocuts, badlands formation. The “scalped” areas were formed in the sites of the contact of several exposed tepetates of various gullies. Such areas (badlands) may reach considerable size and are practically unsuitable for agricultural use.